El discurso de Cristina de Kirchner en la cumbre del G-20 celebrada en Washington en 2008 generó el malestar de los líderes del G-7, que estudiaron la posibilidad de echar a la Argentina del grupo, según revela un cable diplomático difundido por Wikileaks. Mientras los países del G20 abogaban por llevar un mensaje de confianza al mundo, Cristina de Kirchner reclamó medidas de reforma para el sistema financiero internacional, provocando la ira de los países más poderosos.
El discurso de Cristina de Kirchner en la cumbre del G-20 celebrada en Washington en 2008 generó el malestar de los líderes del G-7, que estudiaron la posibilidad de echar a la Argentina del grupo, según revela un cable diplomático difundido por Wikileaks. Mientras los países del G20 abogaban por llevar un mensaje de confianza al mundo, Cristina de Kirchner reclamó medidas de reforma para el sistema financiero internacional, provocando la ira de los países más poderosos.
Luego del discurso que la presidente Cristina de Kirchner pronunció durante la cumbre del G-20 celebrada en Washington en 2008, el grupo que reúne a los siete países más poderosos del planeta, conocido como el G-7, evaluó la posibilidad de expulsar al país del foto de los países industrializados y emergentes.
Según un cable difundido por Wikileaks (publicado por La Nación), el discurso generó malestar entre diferentes líderes del G7. La cuestión fue analizada el 11 de marzo de 2009 en una cita convocada por el entonces embajador de USA en Buenos Aires, Earl Anthony Wayne.
El objetivo del foro, explícito en las reuniones privadas, era generar una “sensación de convicción compartida e ímpetu para levantar la confianza del consumo mundial”. El problema, según los cables, fue que Cristina se enfocó en una “reforma del FMI” y en el “acceso de los mercados emergentes a nuevos créditos del Fondo sin condicionalidades o con bajas condicionales”.
Además de haberse extendido el doble de tiempo que el resto de los políticos y de haber llegado tarde a la foto oficial que buscaba retratar a los participantes, el tinte político de la comunicación esgrimida por la mandataria despertó ira entre sus pares.
El representante de la Unión Europea, por ejemplo, lamentó el “estilo mafioso” del Gobierno kirchnerista y calificó el plan profesado por la mandataria como “exigencias indebidas a las exportaciones europeas”. El embajador italiano, al igual que sus colegas británicos y españoles, coincidieron en que la participación de la presidenta resultaba “impredecible en sus posiciones”.
En tanto, el representante alemán se sumó a las críticas y arremetió contra la visión “mercantilista” de la presidenta, al tiempo en el que el español comentó que las medidas proteccionistas del país equivalían a “tirarse un tiro en el pie”.
Los embajadores también coincidieron en la «importancia» de un «contacto directo» de los líderes del G-7 (Alemania, Canadá, USA, Francia, Italia, Japón y Reino Unido) con Cristina Fernández «para ayudar a asegurarse su rol constructivo» en la cumbre del G-20 que iba a celebrarse en Londres en abril de 2009 con jefes de Estado de los mayores veinte países industrializados y emergentes.
De hecho, el presidente estadounidense, Barack Obama, llamó a Cristina dos días después del encuentro de los embajadores en Buenos Aires, algo que Wayne celebró luego en un cable como «el tipo de abordaje sugerido».
Asimismo, los embajadores del «G-7 plus» coincidieron en «el valor de la participación de la Argentina en la cumbre del G-20 como una manera de exponer a la parroquiana administración Kirchner a una visión del mundo más amplia sobre los vínculos de la economía global y la interdependencia».
fuente:http://www.urgente24.com/noticias/val/5412/el-dia-que-cristina-irrito-al-g-7.html